Neurocirujanos de la Universidad de California, en San Francisco, están obteniendo resultados significativos con una nueva técnica de mapeo del cerebro que permite la extracción segura de tumores en áreas que son especialmente críticas por estar cerca de las estructuras cerebrales responsables del lenguaje. La técnica minimiza los riesgos para el cerebro y reduce la cantidad de tiempo que un paciente debe permanecer consciente durante la cirugía.
El estudio también aporta nuevos datos que refinan el conocimiento que los científicos poseen acerca de cómo se organiza el lenguaje en la corteza cerebral humana. Identifica nuevas regiones involucradas en la producción del lenguaje hablado, la lectura y la capacidad de relacionar objetos, vivos o no, con el nombre que define o identifica a cada uno. El equipo empleó estos datos para generar un mapa cortical tridimensional del lenguaje que es más detallado, e integra más datos, que ningún otro mapa anterior del lenguaje en el cerebro.
Los investigadores han encontrado que la organización del lenguaje es mucho más diversa e individualizada de lo que se creía con anterioridad.
Una comprensión correcta de la organización cortical del lenguaje tiene implicaciones clínicas que van más allá de los pacientes con tumores cerebrales. Cualquier paciente con epilepsia, o que ha sufrido un derrame cerebral o una herida grave en la cabeza, y que como consecuencia de ello experimenta dificultades relacionadas con el lenguaje, puede ser mejor analizado ahora en el contexto de esta anatomía revisada.
La técnica es conocida como "mapeo cerebral negativo". Elimina la dependencia que de los métodos tradicionales de mapeo cerebral del lenguaje han tenido los cirujanos, métodos que generalmente requieren retirar grandes secciones del cráneo y analizar de modo exhaustivo el cerebro mientras el paciente permanece despierto. La nueva técnica permite también craneotomías más pequeñas que dejen expuesto sólo el tumor y un pequeño margen adicional del tejido cerebral circundante, y no varios centímetros o más del cerebro del paciente, como era usual.
Después de la craneotomía, el neurocirujano "mapea" el cerebro mediante un electrodo bipolar. La estrategia no requiere una identificación positiva de los puntos del cerebro responsables del lenguaje. Esa identificación positiva mediante las técnicas tradicionales de mapeo cerebral se basa en inducir interrupciones momentáneas en la actividad de tales puntos, e identificarlos por los efectos que esas interrupciones tienen sobre el paciente, como por ejemplo su súbita incapacidad o dificultad para nombrar objetos, o leer, o articular palabras). La nueva estrategia se basa en localizar las áreas negativas, es decir aquellas que no desempeñan ninguna función relativa al lenguaje.
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